miércoles, 3 de marzo de 2010

Realismo mágico en la inauguración del año lectivo

Hoy comenzaron las clases. El acto de comienzo de año estuvo repleto de situaciones extrañas. Absurdos. Sinsentidos. Sorpresas. Para todos los gustos.

Abrió el acto el profesor de gimnasia devenido director de la escuela secundaria, Don Fernando San Pedro. Dijo querer aprovechar la ocasión para hacer una reflexión sobre los valores. Y sin dudarlo y pensando honestamente que estaba diciendo algo inteligente, trascendente, arrancó. Contó algo que vió en la tele sobre el terremoto en Chile. Que una mujer humilde se negó a tomar sin pagar de un supermercado alimentos y agua que le eran indispensables para sobrevivir. Porque ello constituía un robo. Y sus valores no le permitían saquear un supermercado. Ni aún en esa situación extrema. Ello sin duda constituye un EJEMPLO a imitar por todos los presentes.

Yo me quedé de una pieza. Con la boca abierta y la mandíbula batiente. No fui el único. El uso de metáforas puede tener desventajas. Me pregunté si Don Fernando no estaría siendo víctima de la manipulación informativa de los medios de comunicación. Pensé que hubiera sido mucho mejor que parafrasease la columna dominical de su admirado Sergio Sinay. O algún artículo extraído de Selecciones del Reader's Digest.

Lo más extraño es que mientras discurseaba, miraba con insistencia a don Michele D'Angelo. Por un momento me pareció que sus palabras iban dirigidas a él. No robar ni aún en situaciones extremas. ¡Qué profundo! ¡Qué sutileza! ¡Qué falta de respeto!

Luego fue el turno de Don Otello Migliorelli, el simpático consejero educativo del consulado italiano. Dijo que la crisis en Italia era muy fuerte. Que por eso había pocos recursos para la educación. Fue un anuncio directo a Don D'Angelo para que este año se olvide de recibir un generoso “contributo”. Pero no careció de hipocresía. Como si la única forma de colaborar con la comunidad fuera a través del dinero. Mejor no hablar de ciertas cosas.

Y finalmente el cierre con el habitual discurso de Don Michele D'Angelo. Presidente del CCI desde hace 20 años. Esta vez nos sorprendió. Anunció que, en memoria de don Fabio Borgia, socio fundador del CCI, orgulloso descendiente de los históricos y vilipendiados Borgia, y conde él mismo, su hijo y heredero del título de nobleza había instituído un premio de U$5.000.- al mejor alumno. Mitad para Olivos y mitad para Villa Adelina. La alumna abanderada ya tenía depositados en su cuenta bancaria esos U$2.500. Verdes. El conde Borgia es un mecenas. Aplausos.

A esa altura, yo ya no entendía nada. Se me revolvió el estómago. ¡Qué obscenidad! ¡Qué falta de valores! Darle dinero a un niño de 12 años. No está mal premiar al mérito. Pero no de esta forma. Lo lógico hubiera sido una beca.

Los chicos ya saben. Ahora no basta con portar con orgullo la Bandera Argentina, ahora hay guita, de la buena y que no se devalúa.

3 comentarios:

  1. Te faltó el discurso del Profesor Salvatore Calafiore (alias Tito), el hombre del eterno bronceado. Nunca dice nada concreto, pero su chamuyo es magistral.

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  2. A nosotros también nos cayeron mal las palabras de Fernando

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  3. hola estaba interesada en llevar a mi hijo al cci, pero veo q esta medio desorganizado? q es lo q esta pasando? sabrian decirme ademas cual es la cuota actual? gracias

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